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¿Qué es el desprendimiento de retina?

El desprendimiento de retina es una de las patologías más frecuentes. Un desprendimiento de retina se produce cuando existe una separación de la retina neurosensorial (capa interna de la retina) del epitelio pigmentario (capa externa de la retina) causado por la acumulación de líquido entre ambas. Como consecuencia, parte del humor vítreo del ojo se deposita entre la retina desprendida y la coroides, lo que impide que la retina se recoloque correctamente. El primer y principal síntoma es la visión borrosa. 

La frecuencia de esta patología, principalmente la de un desprendimiento de retina regmatógeno (el más habitual), se estima en 1 de cada 10.000 personas al año.  Además, aunque suele afectar por igual a hombres y mujeres, la incidencia es mayor en hombres a partir de los 50-70 años, así como en personas con miopía.

Si no se trata, el desprendimiento de retina acaba provocando pérdida funcional total del ojo (ceguera) por lo que requiere una intervención inmediata. No obstante, un diagnóstico y tratamiento precoz es clave para la evolución favorable de esta patología en la mayoría de los casos. 

Tipos de desprendimiento de retina

Desprendimiento de retina regmatógeno

Este tipo supone el 90% de los casos de desprendimiento de retina que se ven en consulta y surge como consecuencia de una ruptura o agujero retiniano. Suele ser más frecuente en personas con miopía, que sufren algún traumatismo o tras una cirugía intraocular. Antecedentes familiares con desprendimiento de retina también incrementan al riesgo.

El paciente nota una disminución severa e indolora de la agudeza visual que avanza como una cortina y tapa el campo visual.

Su tratamiento es exclusivamente quirúrgico mediante la inyección de un gas dentro del ojo, la colocación de un cerclaje o explante o mediante una vitrectomía. 

Desprendimiento traccional

En este tipo de desprendimiento surge cuando existe una patología a nivel de la interfase del vítreo con ciertas adherencias a la retina que provocan por tanto la tracción que ejercen sobre la retina unas membranas fibrovasculares.

Los pacientes con retinopatía diabética no controlada tienen mayor predisposición a padecer esta modalidad, así como por traumatismo.

El tratamiento será siempre la vitrectomía. 

Desprendimiento exudativo

Es el tipo de desprendimiento menos frecuente. Sucede cuando se produce un levantamiento de la retina debido a la exudación de líquido desde la coroides.

Esta modalidad suele tener como origen un tumor de la retina o intraocular, así como una inflamación coroidea. 

Síntomas del desprendimiento de retina

¿Cómo saber si he sufrido un desprendimiento de retina?

Es importante destacar que el desprendimiento de retina no causa dolor en el ojo, por tanto, la persona que presente algunos de los síntomas que mencionamos a continuación de forma continuada y persisitente debe acudir a la unidad de urgencias de una clínica oftalmológica. 

Por tanto, ante la presencia de alguno o varios de los siguientes síntomas, es necesario que un oftalmólogo especialista examine la retina bajo dilatación pupilar y mediante ecografía, a fin de facilitar el diagnóstico.

Visión borrosa

Este es el síntoma más común ya que cuando la retina se desprende la visión se vuelve borrosa. 

Destellos luminosos

El síntoma del desprendimiento de retina inicial más frecuente es la visión de destellos luminosos (fotopsias), en ocasiones repetitivos y percibidos sobre un mismo sector del campo visual.

Ello puede indicar la presencia de una rotura retiniana que debe ser evaluada de inmediato.

Moscas volantes

Las moscas volantes  (miodesopsias) son similares a puntos negros pequeños que se mueven, causados por las modificaciones del vítreo.

Cortina negra

La aparición de una sombra oscura en el campo de visión, parecida a una cortina corriéndose, que impide la visión parcial o incluso total de un ojo.

Distorsión en las imágenes

Es lo que los oftalmólogos llaman metamorfopsia, consiste en percibir con ondulaciones las líneas que son rectas en condiciones normales. 

Pérdida de visión central

Cuando afecta a la mácula.

Fuente: https://www.oftalvist.es/

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Síntomas de las cataratas

Con el paso de los años el cristalino va perdiendo transparencia y se opacifica, por lo que la edad es el principal riesgo de desarrollar cataratas. En realidad, la catarata no es más que el envejecimiento del cristalino, por lo que todos tendremos una catarata si vivimos suficientes años. La mitad de la población entre 65 y 75 años tiene cataratas y por encima de los 75 años, el 75%. Hay enfermedades, como la diabetes, que pueden hacer que las cataratas se desarrollen a edades más tempranas.

Los siguientes son algunos de los síntomas que se pueden notar al tener una visión con cataratas. Si apreciamos alguno de ellos debemos acudir a una revisión oftalmológica.

Sensación de visión borrosa

El principal síntoma de un ojo con cataratas es una visión nublada que no logra corregirse con las gafas. La sensación de turbidez es como mirar tras el cristal de un vaso o botella de vidrio. Esta neblina impide realizar actividades cotidianas como leer, escribir o ver la televisión. Ya que se trata del síntoma más frecuente será muy importante acudir lo antes posible a un especialista para evitar que la catarata avance y desemboque en una pérdida de la visión más severa.

Fotofobia

El paciente con cataratas en los ojos nota una importante intolerancia a la luz intensa con posibles halos de luz cuando mira a focos de luz (farolas, faros de coches al conducir por la noche).  La sensación es como si esas luces son excesivamente brillantes y deslumbran, por ejemplo, con las luces de los coches que nos vienen de frente.

Los colores parecen menos brillantes

La percepción de los colores, con una visión con cataratas, resulta alterada, como si hubieran perdido su intensidad o están desteñidos.

Visión doble

Las cataratas en los ojos también pueden producir imágenes múltiples: la diplopía o visión doble puede estar provocado por varias causas muy distintas. Desde alteraciones estructurales del ojo como problemas de refracción no corregidos, cataratas y enfermedades de la retina, hasta por una desalineación de los ojos causado por un estrabismo, parálisis de nervios oculomotores o algún problema neurológico o muscular.

Mejora de la visión

 En algunos casos, cuando el paciente comienza a tener una catarata de tipo nuclear (la catarata que se asocia a la edad) puede tener la sensación de una mejora de la visión cercana. Es lo que se conoce como visión secundaria. Por ejemplo, el paciente nota que puede leer sin gafas cuando antes eran imprescindibles. 

Miopía

Con las cataratas puede aparecer una miopía que nunca había existido, es decir, que se vean desenfocados los objetos lejanos.

Otros síntomas de las cataratas

El paciente nota cambios frecuentes en su graduación bien sea en gafas o en lentes de contacto, tiene problemas con la visión nocturna por ejemplo durante la conducción, nota cambios frecuentes en la graduación de las gafas. También es importante especificar que las cataratas no producen dolor, ni picor, ni enrojecimiento ni visión con moscas volantes. 

Causas de las cataratas

Aunque las cataratas van asociadas principalmente a la edad también debemos estar alerta si notamos algunos de estos síntomas mencionados anteriormente ya que pueden ser consecuencia de una posible aparición de cataratas por algunos de estos motivos:  

  • En gente más joven que consume tabaco, alcohol o suele exponerse mucho tiempo al sol.
  • La ingesta de algunos medicamentos como los corticoides.
  • Los traumatismos o una cirugía intraocular previa también pueden acelerar la aparición de una catarata.
  • También son factor de riesgo aquellos pacientes con diabetes, hipertensión arterial o miopía. 

También puede ocurrir que un paciente joven tenga una catarata sin ningún motivo aparente. 

Diagnóstico de las cataratas

Inevitablemente, una catarata siempre avanza y no hay medicamentos, hábitos de vida o dieta que influya en su desaparición. El diagnóstico de cataratas se realiza mediante la exploración con la lámpara de hendidura tras dilatar las pupilas, visualizando el cristalino y evaluando el grado de opacidad presente.

Si el diagnóstico del oftalmólogo especialista confirma que tenemos una catarata tenemos que cambiar esa lente natural por una artificial nueva. Por tanto, el tratamiento de una catarata es exclusivamente quirúrgico. Por eso es importante que ante la aparición de alguno de los síntomas comentados acudamos a nuestro oftalmólogo.

Tratamiento de las cataratas

La única forma de eliminar las cataratas y recuperar la visión es mediante una intervención quirúrgica. Hoy en día la operación de cataratas permite recuperar la visión normal e incluso mejor que la se había tenido en mucho tiempo. Se realiza con anestesia local, bien con gotas anestésicas o bien con una inyección periocular en el párpado. La intervención de cataratas es un procedimiento ambulatorio que no requiere ingreso hospitalario.

El uso de los modernos láseres para la cirugía de la catarata con láser hace que la operación sea más cómoda y precisa para el paciente. Tras vaciar el cristalino opacificado se introduce una lente intraocular que puede ser para corregir sólo la visión de lejos (lente intraocular monofocal), la visión de lejos y cerca (lente intraocular multifocal) e incluso el astigmatismo elevado (lente intraocular tórica).

Lo primero que habría que plantearse es: ¿Cuándo se debe realizar la operación de cataratas? En realidad, es un procedimiento que se puede llevar a cabo en cualquier momento de su evolución, pero hay que tener en cuenta que la catarata va evolucionando continuamente. Al final la solución va a ser siempre la cirugía.

Cuanto más madura es la catarata más dificultad tiene la cirugía y mayor es el riesgo de complicaciones. Por eso, de forma general, el momento más adecuado para la cirugía de cataratas sería cuando el paciente empieza a notar dificultades para su vida cotidiana.

Fuente: https://www.oftalvist.es/

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Tipos de cataratas

Los tipos de cataratas son los siguientes: 

Catarata subcapsular

La catarata subcapsular se produce en la parte trasera del cristalino. Los pacientes con mayor riesgo de padecer este tipo de cataratas son aquellos que tienen diabetes o toman altas dosis de esteroides. 

Catarata nuclear

La catarata nuclear se da en la zona central del cristalino. Esta catarata se asocia principalmente a la edad. 

Catarata cortical

Este tipo de cataratas se produce en la corteza del cristalino. Este tipo de cataratas ocurre cuando aparecen alrededor del cristalino pequeñas opacidades blancas que comienzan a avanzar hacia el centro del mismo de forma radial. 

Catarata metabólica

La catarata metabólica se da como consecuencia secundaria de enfermedades metabólicas que produce sustancias singulares en el cristalino que aceleran su opacificación. 

Catarata congénita

Se llama así cuando el niño nace con cataratas y pueden ser unilaterales o bilaterales. Su causa es principalmente hereditaria y no se puede prevenir.  Será importante realizar un diagnóstico para la detección precoz de cualquier tipo de afección oftalmológica desde el nacimiento.  

Catarata traumática

Este tipo va asociado a algún tipo de lesión ocular, golpe o contusión que pueden dañar además otras estructuras del ojo de mayor o menor gravedad. 

Catarata tóxica

Puede surgir por un abuso excesivo de ingesta de fármacos o algunos tipos de tóxicos como el comezuelo de centeno, corticoides o el paradiclorobenceno. 

Catarata por radiación

Puede producirse como consecuencia de una exposición duradera a una explosión de radiación ultravioleta, infrarrojos o ionizantes.

Cataratas secundarias

Transcurridos algunos meses, o incluso años, este tipo de catarata tras el tratamiento quirúrgico por facoemulsificación de la catarata, puede llegar a opacificarse la cápsula posterior del cristalino, y por tanto, una reducción de la visión tanto lejana como cercana. Es lo que denominamos catarata secundaria. Se produce por tanto por una migración de las células epiteliales del cristalino o cápsula anterior hacia la cápsula posterior. 

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Agujero macular ¿Cómo es el tratamiento?

Actualmente el único tratamiento posible es la cirugía.

Es este caso se trata de la vitrectomía, una cirugía de mínima incisión mediante la que accedemos a la retina.

El agujero macular no podemos cerrarlo directamente en la cirugía. Lo que se realizan son maniobras destinadas a inducir el crecimiento de tejido en el agujero, lo cual suele ocurrir en los pocos días siguientes a la operación.

Si bien la mayoría de las veces se produce el cierre (en más de un 90% de los casos) esto depende de factores como, principalmente, el tiempo de evolución, así como las características del mismo.

Aún produciéndose el cierre del mismo, no siempre se recupera la visión, ya que el tejido que crece puede ser más o menos funcional, y esto de nuevo depende principalmente del tiempo de evolución del agujero, de ahí la importancia del diagnóstico y tratamiento precoz.

El caso del agujero incompleto o lamelar es distinto. En la mayoría de las ocasiones produce poca sintomatología, avanza poco y despacio, y con la cirugía suele mejorar poco la visión. Igualmente la única opción es la cirugía, pero en este caso solo se realiza cuando hay pérdida de visión progresiva y se dan algunas características determinadas.

¿En qué consiste el postoperatorio?

La vitrectomía es una cirugía ambulatoria y por lo general poco molesta, pero sí precisa de reposo absoluto en la primera semana y reposo relativo al menos durante 1 mes.

En el caso de la cirugía de agujero macular se le dejará el ojo lleno de aire o de gas, tardando entre 1 y 4 semanas en desaparecer.

Se le pedirá que mantenga decúbito prono o boca abajo durante las primeras horas o días, para mejorar la actuación del gas sobre el agujero.

¿Hacia dónde van los avances en esta enfermedad?

Si bien en los últimos años se ha intentado tratar el agujero macular con fármacos inyectados en la cavidad vítrea, estos no han tenido el resultado esperado y actualmente no se utilizan.

Hoy en día la única alternativa es la cirugía y los avances van encaminados a realizarla con incisiones cada vez más pequeñas y adaptando la técnica quirúrgica con pequeñas modificaciones que mejoran los resultados.

Artículo escrito por: Dr. Adrián Hernández Martínez.

Fuente: https://www.oftalvist.es/

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¿Qué es un agujero macular?

El agujero macular es una rotura en el centro de la retina, en la fóvea.

La fóvea es el centro de la mácula, que es a su vez la zona central de la retina, responsable de la visión central y del detalle.

La mácula es la responsable de la visión del objeto al que estamos prestando atención, como algo que queremos coger, la cara de las personas, la lectura, etc.

Existen dos grandes grupos de agujero macular: 

  • El agujero macular de espesor completo, dentro del cual existen varios estadios.
  • El agujero de espesor incompleto, llamado agujero lamelar, dentro del cual también existen variantes.

Es importante conocer esto ya que tanto la evolución, el pronóstico y la indicación de tratamiento es diferente, y ante personas que podría parecer que tienen la misma enfermedad, la actitud ante ella puede variar mucho.

Mención aparte tiene el caso del agujero macular en pacientes con miopía alta, ya que, a parte de ser más frecuente en ellos debido a las características de su retina, más elongada, débil y tracionada, presenta mayor riesgo de provocar un desprendimiento de retina secundario.

¿Cuáles son las causas?

Aunque hay casos secundarios a procesos inflamatorios intraoculares, post-quirúrgicos y principalmente traumáticos, el más frecuente es el idiopático, es decir, sin otra causa reconocible.

El origen del agujero macular idiopático parece que se encuentra en la tracción ejercida por el vítreo (gel transparente que rellena la cavidad ocular) sobre la mácula.

¿Y los síntomas principales?

Como cualquier alteración de la mácula, los síntomas que provoca van desde pérdida progresiva de la visión central, principalmente de cerca, distorsión de las imágenes o metamorfopsia, hasta un escotoma o mancha central que impide completamente la visión.

¿Cómo se realiza su diagnóstico?

El diagnóstico se realiza mediante la visualización directa del mismo mediante el fondo de ojo realizado por profesionales con experiencia, y se confirma mediante un escáner específico de la mácula llamado OCT.

La importancia de la detección precoz
en un agujero macular

Ante la aparición de cualquiera de los síntomas descritos anteriormente es muy importante acudir rápidamente a un profesional especializado, ya que, al igual que en otras patologías de la mácula, el pronostico y las posibilidades de recuperación dependen mucho del estado de la mácula y del tiempo de evolución cuando se inicia el tratamiento.

Si bien no es un caso de tratamiento “no demorable” como pueden serlo los desprendimientos de retina o la DMAE exudativa, si se recomienda un tratamiento precoz, que dependerá de la evolución y del estadio en el que se encuentre.

Artículo escrito por: Dr. Adrián Hernández Martínez.

Fuente: https://www.oftalvist.es/

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Causas de un derrame ocular

Dependiendo del tipo de enfermedad ante la que nos encontremos, las causas serán variables.

En el caso de las hemorragias vítreas, las causas más frecuentes son el desprendimiento de vítreo, la diabetes, la hipertensión arterial, o los traumatismos.

Las hemorragias retinianas también pueden ser debidas a hipertensión arterial, diabetes, trombosis de venas retinianas , degeneración macular asociada a la edad o traumatismos.

¿Qué síntomas provoca?

Los derrames oculares externos hacen que el ojo aparezca rojo, pero no suelen acompañarse de molestias oculares importantes, salvo sensación de “arenilla” o quemazón, pero la visión no se afecta.

En los “derrames oculares internos” el aspecto externo del ojo es normal, y se caracterizan sobretodo porque producen una pérdida brusca de visión en mayor o menor grado, y que puede afectar o a la visión central o a toda ella, dependiendo de la causa que lo provoque.

¿Cómo es el diagnóstico de un derrame ocular?

En los derrames externos, el diagnóstico se realiza en la consulta prácticamente a simple vista, y de forma sencilla.

Para los internos deben realizarse más pruebas para las que se necesitan la dilatación pupilar.

El diagnóstico requiere el estudio del fondo de ojo y en ocasiones la realización de otro tipo de pruebas , como fotografías del fondo, o tomografías de la retina, la mayoría se realizan en la misma consulta. No son invasivas ni dolororas .

¿Cómo es la intervención?

En los derrames externos no es preciso la realización de ningún tratamiento.

Por el contrario en los internos podemos necesitar realizar desde tratamientos quirúrgicos por medio de láser o mediante cirugía como la vitrectomía.

En los casos de degeneración macular , trombosis o en la diabetes vamos a necesitar tratamientos médicos mediante la administración intravitrea de fármacos que nos ayudan a reducir y eliminar las hemorragias .

¿Cómo es el postoperatorio?

En el caso de la vitrectomia, la cirugía suele necesitar un tratamiento mediante gotas durante un mes, al menos.

A veces es necesaria adoptar una postura determinada de la cabeza que frecuentemente puede ser bocabajo, y que será muy importante cumplir, sobretodo cuando dependiendo de la enfermedad, se haya tenido que dejar el ojo lleno de gas .

Es normal que el ojo se ponga rojo y moleste los primeros días.

Por el contrario, en las inyecciones vítreas, tendremos que adoptar medidas higiénicas para evitar el riesgo de infección , pero no suele ser necesario la realización de ningún tratamiento tras la inyección.

Fuente: https://www.oftalvist.es/

Artículo escrito por la doctora Eva Delgado

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¿Qué es un derrame ocular”

En primer lugar y por su frecuencia, nos referimos como derrame ocular a aquellas hemorragias que aparecen debajo de la capa más externa del ojo , la conjuntiva, y que están provocadas por la rotura de pequeños capilares.

Estas hemorragias pueden ser más o menos intensas, pero incluso en las de gran tamaño, que pueden resultar a simple vista muy aparatosas y alarmantes , no tienen importancia para la visión.

La mayor parte de las veces, se producen por pequeños traumatismos que pasan desapercibidos, o por elevación brusca de la tensión arterial (esfuerzos como tos o estornudos) pero en otras ocasiones, y fundamentalmente cuando son repetitivas, pueden tener como trasfondo, la presencia de una hipertensión arterial no diagnosticada o mal controlada, problemas de coagulación, tratamiento con determinados fármacos, diabetes o anemia. No tienen relación con la tensión ocular.

Generalmente aparece una pequeña mancha roja en la esclerótica, no suelen acompañarse de dolor salvo en casos más extensos, aunque pueden presentar sensación de cuerpo extraño o pequeña irritación ocular. Curan en pocos días y no precisan de tratamiento, salvo lagrimas artificiales.

En aquellos casos en los que sean muy repetitivas, intensas, se acompañen de visión borrosa o dolor, es conveniente consultar con el oftalmólogo.

Existen otras enfermedades oculares menos frecuentes pero que por su importancia para la visión debemos diagnosticarlas a tiempo, y que podemos incluirlas dentro de los “derrames oculares internos”.

Hemorragia vítrea

Se trata también de una hemorragia pero al contrario de las primeras superficiales comentadas anteriormente, éstas se producen en el interior del ojo, más concretamente en la cavidad vítrea.

Este tipo de hemorragias se caracterizan porque el aspecto externo del ojo es normal, y el paciente lo que nota es una pérdida brusca de visión.

En estos casos es importante acudir cuanto antes al oftalmólogo porque, según sea la causa que la haya provocado y su gravedad, necesitará tratamiento médico.

Pueden aparecer en personas diabéticas, hipertensas, o con enfermedades oculares como la miopía, los desprendimientos de retina, etc.

Desprendimiento de retina

No es frecuente que nos refiramos al desprendimiento de retina como un “derrame ocular”, pero al igual que en las hemorragias vítreas, también se produce una pérdida brusca de visión, sin dolor y el aspecto externo del ojo es normal.

Es fundamental acudir al oftalmólogo cuanto antes porque precisa tratamiento urgente ya que de lo contrario, provocará una pérdida irreversible de visión.

Hemorragias en la retina

Las hemorragias retinianas agudas también producen pérdida indolora de visión con aspecto ocular externo normal.

Las causas son muchas, por ejemplo, trombosis de venas retinianas, degeneración macular asociada a la edad, alta miopía, etc.

Al igual que en cualquier proceso en el que se produzca una pérdida brusca de visión, es imprescindible consultar con el oftalmólogo cuanto antes para poder realizar el diagnóstico y tratamiento necesarios y así evitar la pérdida irreversible de la visión que por desgracia puede ocurrir en algunas de éstas enfermedades.

Fuente: https://www.oftalvist.es/

Artículo escrito por la doctora Eva Delgado

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Amaurosis fugaz o ceguera transitoria ¿Cómo se trata?

La amaurosis fugaz es la pérdida temporal de la visión en un ojo ante un bloqueo momentáneo de la circulación sanguínea en la retina y puede durar entre unos segundos o incluso minutos.

Esta condición suele ser síntoma de otro tipo de afecciones. A continuación explicamos las causas habituales y cómo tratarlo.

Causas de la amaurosis fugaz

La amaurosis fugaz no es una enfermedad en sí misma sino que puede ocurrir como consecuencia de otros trastornos.

Generalmente suele suceder cuando existe un bloqueo arterial. Esto ocurre cuando un coágulo, sangre coagulada, o trozo de placa, sustancias acumuladas en las paredes de las arterias como el colesterol, tienen su origen en una arteria más grande.

Por tanto, las causas más frecuentes son por:

  • Una arteria de la retina obstruída o oclusión de la arteria central de la retina.
  • Una neuropatía óptica isquémica o artería obstruída en el nervio óptico.
  • Una oclusión u obstrucción en la vena principal en la retina.

Factores de riesgo principales de la amaurosis

  • Enfermedad cardíaca o antecedentes familiares.
  • Diabetes.
  • Migrañas.
  • Hipertensión o presión arterial alta.
  • Colesterol alto.
  • Hábitos poco saludables como fumar, beber alcohol o consumir drogas.

¿Cuáles son los síntomas?

El principal síntoma se describe como la pérdida inesperada de la visión en uno de los ojos. Puede tener una duración de unos segundos o incluso unos minutos y luego la visión vuelve a la normalidad.

Los pacientes que lo han sufrido cuentan que notan una sombra gris o negra que baja por los ojos.

Diagnóstico ¿En qué consiste el examen visual?

Ante una pérdida súbita de la visión o amaurosis fugaz es necesario acudir lo antes posible a un especialista para un examen oftalmológico exhaustivo que se completará con otras pruebas de carácter general como:

  • Ultrasonido o angiografía por resonancia magnética de la arteria carótida.
  • Análisis de sangre para conocer los niveles de azúcar (glucosa) y colesterol.
  • Evaluación del sistema nervioso y cardiovascular con electrocardiograma (EGG) para asegurarse de un ritmo cardíaco regular.

En algunos casos se puede observar un punto brillante donde el coágulo está bloqueando la arteria retinal.

Tratamiento de la amaurosis fugaz

El tratamiento dependerá de la gravedad de la obstrucción. Por ejemplo, se puede recomendar cirugía en el caso de un bloqueo de la arteria carótida. Otros tratamientos que pueden llevarse a cabo son:

  • Uso de stents ante la obstrucción de alguna arteria coronaria.
  • Angioplastia con balón.

Ambas técnicas suelen ser muy efectivas. No obstante, si el paciente no es apto para una cirugía puede ser necesario un tratamiento con ácido acetilsalicílico u otro tipo de anticoagulante en el caso de padecer algún accidente de tipo isquémico transitorio u otros factores de riesgo cerebrovasculares.

¿Por qué es importante la prevención ante una amaurosis fugaz?

La amaurosis fugaz tiene su origen en una obstrucción que impide la correcta circulación sanguínea de la retina. Por tanto, la prevención irá orientada a evitar cualquier tipo de accidente cerebrovascular:

  • Si en su familia existen antecedentes de hipertensión arterial será muy importante una revisión cada 1 a 2 años de la presión arterial.
  • Análisis y controles rutinarios del colesterol. Si usted está en alto riesgo, su colesterol LDL (“malo”) debe estar por debajo de 100 mg/dL.
  • Seguir una dieta baja en grasas saturadas y evitar el consumo de productos ultraprocesados.
  • Evitar el tabaco y el alcohol por su estrecha relación con enfermedades del sistema cardiovascular.
  • Controles médicos periódicos.
  • Coger una rutina de ejercicio regular como mínimo de media hora al día.

En algunas mujeres menores a 65 años se recomienda una terapia con ácido acetilsalicílico (aspirin). En cambio, en mujeres mayores de esa edad solo se debe considerar si el beneficio es mayor que el riesgo, así como que su presión arterial esté controlada.

No dude en consultar con su oftalmólogo si cree que podría tener síntomas de una posible amaurosis temporal. 

Fuente: https://www.oftalvist.es/

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Quiasma óptico ¿Qué es y por qué se produce esta lesión en el ojo?

La visión es uno de los sentidos más importantes para el ser humano.

El quiasma óptico por tanto es una de las partes más importantes de nuestro sistema visual al tratarse de una de las partes de nuestra corteza cerebral occipital responsable de procesar la información que capta la retina de las imágenes y objetos que observamos.

¿Qué es el quiasma óptico?

El quiasma óptico es el área donde se produce el cruce del nervio óptico del ojo derecho y del ojo izquierdo, así como la mitad de las fibras ópticas de estos nervios, situado en la fosa cerebral anterior.

Se trata de una zona que mide alrededor de ocho milímetros de largo y cuatro milímetros de alto.

La unión de estas fibras nerviosas en el quiasma óptico tienen una importante relevancia ya que es donde se recibe la información del campo visual. Por tanto, las fibras nerviosas encargadas de la transmisión de los estímulos visuales del lado izquierdo de la retina al lado derecho se juntan con las que llevan la misma información del ojo izquierdo y viceversa.

La estructura del quiasma óptico forma una equis y se localiza por encima de lo que se conoce como silla turca (zona donde se aloja la hipófisis), enfrente del hipotálamo en el cerebro.

Función del quiasma óptico

El principal papel del quiasma óptico es procesar la información visual recibida por ambos ojos. Es decir, permite la visión como uno se los sentidos sensoriales del ser humano. Esto es así para que ambos hemisferios cerebrales capten elementos necesarios como la profundidad o la distancia a la que se está observando un objeto por parte de la retina del ojo.

Las células que reciben esta información del nervio óptico en la retina se llaman conos y bastones, las cuales transforman las imágenes en impulsos nerviosos que trasladan al cerebro.

¿Qué lesiones se relacionan con el quiasma óptico?

El quiasma óptico es una de las regiones de las vías ópticas que menos se suele dañar por lo que las lesiones en esta zona no son habitualesNo obstante, estas son algunas de las posibles alteraciones que se pueden producir:

Hemianopsia

Se trata de una patología que implica falta de visión o ceguera como consecuencia del daño en esta región cerebral y afecta al campo visual.

Glioma óptico

Es un tumor benigno que puede aparecer conjuntamente con una tumoración del hipotálamo y afectar de forma severa a la visión.

Enfermedades de la hipófisis

La hipófisis es una glándula del cráneo encargada de regular nuestro sistema hormonal.

Aquellas enfermedades que puedan provocar un aumento de esta glándula y, por tanto, la compresión del quiasma óptico podrán lesionarlo. Esto ocasionaría la alteración de la información que viene por los nervios ópticos de ambos ojos y, como consecuencia, del campo visual.

Otros motivos por el que el quiasma óptico o las vías nerviosas que circulan a través del mismo se lesionen pueden ser algunos tipos de cirugías, accidentes cerebrovasculares, tumores o traumatismos craneoencefálicos.

El oftalmólogo especialista puede diagnosticar la severidad de estas lesiones a través de una prueba llamada campimetría y valorar como tratamiento incluso la cirugía.

Fuente: https://www.oftalvist.es/

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¿Qué es la fotofobia o sensibilidad a la luz?

La fotofobia es la molestia ocular que se produce ante una iluminación excesiva. Puede causar dolor en los ojos pero no se trata de una enfermedad, sino de un síntoma que puede indicar el padecimiento de una patología ocular o que afecte al sistema nervioso. Es frecuente en las personas con albinismo.

Quienes presentan fotofobia sienten la necesidad de cerrar los ojos ante fuentes de luz intensas, y manifiestan lagrimeo y enrojecimiento. También pueden presentar otros síntomas como mareo, cefalea, problemas de visión, náuseas y vómitos.

Causas de la fotofobia

Por características propias del ojo

En las personas con ojos claros, el iris presenta menor pigmentación, dejando pasar una mayor cantidad de luz, esto hace que sean más sensibles.

Quienes sufren mayores molestias por este motivo son las personas albinas. También se ven afectadas quienes están en período postoperatorio tras una intervención ocular.

Por traumatismos

Sufrir un traumatismo en la córnea puede hacer que la sensibilidad a la luz aumente. Un traumatismo puede no tener mayor complicación, pero cuando una partícula se incrusta en el ojo, puede causar problemas como úlceras.

Las personas que usan lentillas son más propensas a sufrir heridas en los ojos. Esto puede ocurrir cuando no se realiza una higiene adecuada de las lentillas, o cuando no se cambian en el período indicado.

Por patologías oculares

La fotofobia puede ser síntoma de una enfermedad de los ojos como la conjuntivitis, la uveítis o la iritis.

Por problemas neurológicos

También es común la fotofobia en personas que padecen migrañas o cefaleas. De hecho las personas que tienen migrañas, sufren de sensibilidad a la luz incluso cuando no están padeciendo un episodio.

Por consumo de fármacos y drogas

Consumir ciertos fármacos y drogas pueden afectar al sistema nervioso, y tienen como efecto secundario la sensibilidad a la luz. Estas sustancias dilatan la pupila de manera artificial.

Por cirugía refractiva

Otra de las causas comunes de la fotofobia también puede deberse tras una operación de miopía, hipermetropía y/o astigmatismo. 

Síntomas de la fotofobia

Si sufres fotofobia podrías notar además alguno de estos síntomas:

  • Picor continuo en los ojos.
  • Molestias oculares y necesidad de entrecerrar o cerrar los ojos ante una luz intensa.
  • Lagrimeo excesivo.
  • Enrojecimiento o inflamación de los ojos.
  • Dolores de cabeza.
  • Rigidez cervical.
  • Visión borrosa.
  • Náuseas y mareos.

En algunos casos la luz en exceso puede llegar a provocar dolor ocular. Las personas con fotofobia suelen necesitar gafas oscuras incluso en entornos cerrados.

Diagnóstico de la fotofobia

Se debe acudir a un profesional médico cuando la sensibilidad a la luz es intensa o produce dolor, también cuando se manifiesta enrojecimiento de los ojos, visión borrosa, dolor de cabeza, o las molestias no desaparecen en uno o dos días.

En la consulta el oftalmólogo llevará a cabo una evaluación ocular, y realizará una serie de preguntas para determinar la gravedad del problema y la causa que lo origina.

Tratamiento de la fotofobia

Para evitar o reducir la fotofobia, es necesario tratar la patología que la origina. Es importante tratar el problema de raíz para evitar que los síntomas se mantengan por más tiempo.

A las personas que sufren fotofobia se les recomienda el uso de gafas oscuras con protección lateral para evitar que la luz afecte a los ojos. En casa es recomendable reducir las luces y bajar las persianas para evitar la luz del sol.

No se recomienda conducir si se padece una enfermedad que ocasiona  fotofobia, sin embargo aquellas personas que la sufren sin una causa patológica, deberían utilizar gafas de sol polarizadas.

Otra opción es usar gafas con lentes fotocromáticas, que se oscurecen o aclaran en función de la cantidad de luz que haya en cada momento.

Prevención de la fotofobia

Si el  episodio de fotofobia no es síntoma del padecimiento de una enfermedad o un agente externo, y sabemos que puede tratarse de un problema transitorio se debe evitar la luz del sol, usar gafas de sol polarizadas y atenuar la intensidad de la luz en la habitación donde se encuentre.

Si la luz en exceso produce molestias en tus ojos, es recomendable que acudas a un especialista para determinar la causa que provoca la fotofobia, y así poder asignar un tratamiento adecuado para dar solución a la patología que la origina.

Fuente: https://www.oftalvist.es/