Cada vez más personas en el mundo tienen problemas de visión de distinto tipo. La solución a este defecto cada vez más común es bastante simple y se reduce a tres opciones: utilizas gafas, operarte si existe la posibilidad o utilizar lentes de contacto, también conocidas como lentillas en algunos países como España.
Esta última alternativa es la que cada vez eligen más personas, aunque no es ni mucho la más cómoda. Eso no quita que millones de personas las elijan, aunque ¿las utilizan correctamente? Desde luego, parece que no. Estos son algunos de los errores más comunes que cometes a diario con tus lentillas, sobre todo en lo relacionado con la higiene.
1. Utilizar las lentes de contacto más tiempo del debido
Las lentillas tienen una fecha de “caducidad” asociada, aunque quizás no sea el término más correcto. Cuando superan su tiempo operativo, comienzan a ser incómodas y a deshacerse, aunque sea difícil de detectar. Esto puede provocar daños en tu ojo, como por ejemplo úlceras si la situación se prolonga demasiado.
Es probablemente el error más común al utilizar lentillas. Si ya las has llevado durante suficiente tiempo, cámbialas por otras.
2. Ignorar el malestar al ponértelas
Cuando comienzas a utilizar lentes de contacto, es habitual que tengas que tomar un tiempo para adaptarte a ellas. Ponértelas no siempre es fácil, e incluso puedes acabar colocándolas del revés. Eso provoca malestar en el ojo, pero no tiene por qué ser así.
Si no estás contento con la adaptación de la lentilla a tu ojo o te produce molestias, no te aguantes: ve a tu óptica y pide otras. Ten en cuenta que las lentes de contacto tienen cierta curvatura que puede no adaptarse a tu ojo y causar daños irreparables.
3. No renovar periódicamente el líquido
Lo normal y recomendable es depositar tus lentillas en una funda con solución salina o suero fisiológico. Se hace así para conservarlas en buen estado y libre de gérmenes. Ten en cuenta que cada cierto tiempo tienes que renovar por completo el líquido de tus lentillas, y cuando decimos por completo es por completo.
Hay gente que en lugar de vaciar, limpiar y volver al llenar el estuche, simplemente añade más líquido. Es un error de higiene con tus lentes de contacto que puede convertirlas en un criadero de bacterias.
4. Aguantar años con la misma funda
De la misma forma que es recomendable renovar el líquido cada poco tiempo, no es en absoluto aconsejable que te lleves toda la vida con la misma funda. Ten en cuenta que la mayoría está hecha de plástico, material que poco a poco se va degradando.
Con cambiarla cada año o cada seis meses debería ser más que suficiente.
5. Guardar las lentillas en agua
El agua es un líquido que está bien para fregar o para beber, pero no para guardar las lentillas que luego van a estar en contacto directo con tu ojo. Por pocas que sean, tiene algunas bacterias que pueden provocar infección si les das el caldo de cultivo adecuado.
El líquido de lentillas, por otra parte, está compuesto especialmente para que no se propaguen y crezcan dichos gérmenes.
6. Meterte en la piscina con las lentillas puestas
Si utilizas gafas de natación, ignora este consejo. Si no lo haces, mucho cuidado con meterte en la piscina con lentes de contacto. Las piscinas públicas son uno de los sitios más sucios que existen, aunque el cloro hace bastante para eliminar el problema. No obstante, no es suficiente.
Si te vas a bañar en una de ellas, un consejo de higiene necesario es que te las quites.
7. Ponerte las lentes de contacto después de maquillarte
Si vas a salir maquillada o maquillado de casa y no quieres utilizar gafas, está bien que te pongas tus lentillas, pero siempre antes de comenzar con el proceso de chapa y pintura. Si lo haces en orden contrario, puedes contaminar las lentes con restos de polvos maquilladores o lapiz de ojos.
Es suficiente con que una partícula roce la lentilla para que produzca malestar e incluso infección.