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¿Qué es la retina y cuál es su función?

La retina es una capa de tejido nervioso que recubre el ojo por su parte interior y cuya función es recoger los estímulos luminosos, procesarlos y transmitirlos a nuestro cerebro.

Por tanto, su misión es fundamental en nuestro día a día: la luz llega a través de la córnea, cruzando la pupila y el cristalino hasta que llega a la retina, siendo necesario que todas estas estructuras estén sanas para una buena visión.

Aunque Herófilo de Caledonia la describió hace más de 2000 años como una red (de ahí su nombre), estudios posteriores han demostrado que la retina tiene una estructura compleja, con diferentes capas y un entramado de células nerviosas que viajan hasta el cerebro por el nervio óptico.

Las partes de la retina son la papila óptica, la arteria y vena de la retina, la mácula, la fóvea, la retina periférica o vítreo. Y cualquier problema en una de ellas disminuye considerablemente nuestra capacidad visual.

Enfermedades de la retina más habituales

Una de las enfermedades de la retina más comunes es el «desprendimiento», que afecta tanto a personas miopes como a personas sin miopía, y que está causado por el humor vítreo.

El humor vítreo (o vítreo) es un gel transparente que rellena la cavidad de dentro del ojo. Íntimamente adherido a la retina, contiene en su interior pequeñas condensaciones de colágeno que podemos ver cuando miramos una superficie blanca o al cielo en un día claro como pequeños puntos negros.

Estas “moscas volantes” son totalmente normales, pero, con el tiempo, pueden cambiar y aumentar de forma significativa, llegando a producir tirones de la retina y la rotura de la misma. A veces, incluso puede producirse un desgarro o desprendimiento. En estos casos, la recuperación visual dependerá del diagnóstico y del tratamiento precoz, de ahí la importancia de consultar con el médico o acudir a nuestro oftalmólogo ante los primeros síntomas.

Otras enfermedades habituales de la retina son:

Degeneración macular asociada a la edad (DMAE). Se produce cuando existe una afectación de la mácula en mayores de 50 años. La degeneración macular es la primera causa de ceguera en el mundo y puede permanecer asintomática durante años. Los síntomas suelen aparecer en fases avanzadas, siendo los más comunes las imágenes distorsionadas y los defectos centrales en la visión.

Retinopatía diabética. Se trata de una complicación de la diabetes debido al daño que provocan los altos niveles de azúcar en sangre en los vasos sanguíneos retinianos, que pueden sufrir hemorragias, inflamación, edema o isquemia. La retinopatía diabética puede llevar a una pérdida irreversible de visión, de ahí la importancia de la detección precoz de estas lesiones. Algunos de sus síntomas son aumento de moscas volantes, visión borrosa, visión nocturna deficiente, colores atenuados o pérdida brusca de visión.

Agujero Macular. En estos casos, los pacientes tienen una apertura circular en la mácula, que es la zona central de la retina. La mayoría de las veces se desconoce su causa, aunque en ocasiones puede asociarse a traumatismos, alta miopía, desprendimiento de retina o edema macular. El agujero macular produce visión borrosa central y distorsión de las imágenes que pueden ocasionar pérdida de visión permanente.

Membrana Epirretiniana. Asociada a pacientes con cirugías en los ojos o que han sufrido inflamaciones oculares, esta membrana se forma sobre la retina, en concreto en la mácula, y produce un arrugamiento de la misma, causando pérdida de visión y distorsión de las imágenes.

Oclusión venosa retiniana. La hipertensión, la diabetes o la hipercolesterolemia pueden provocar diferentes complicaciones en la visión, entre ellas la pérdida súbita e indolora de agudeza visual de un ojo. A veces, esta pérdida puede derivar en patologías más graves, como el edema macular, el desprendimiento de retina o el glaucoma.

Distrofias coriorretinianas. Se trata de un conjunto heterogéneo de enfermedades hereditarias que afectan a la retina y/o coroides y causan pérdida progresiva y severa de visión. Aunque actualmente no tiene cura, los investigadores buscan un tratamiento para las distrofias coriorretinianas basado en la terapia génica y celular.

Fuente: https://murciaplaza.com/