Dicen los poetas que las lágrimas enjuagan las penas del alma. Sin embargo, fisiológicamente tienen funciones muy importantes en el organismo del ser humano, como proteger al ojo de impurezas del medio ambiente y mantenerlo húmedo.
Las lágrimas son producidas por las glándulas lagrimales y segregadas cada vez que parpadeamos para mantener húmeda la cornea. Además, brindan protección al ojo ante posibles infecciones oculares y cuerpos extraños en el ojo, ya que contienen enzimas que las esterilizan para destruir a bacterias. Las lágrimas que realizan estas acciones reciben el nombre de basales o constantes, mientras que las llamadas “reflejas” se originan ante un estímulo, como una emoción o irritación, y sirven fundamentalmente para enjuagar al ojo.
Cuando no se producen lágrimas en buena cantidad o sus componentes son deficientes, se genera un ambiente seco en la superficie del ojo que afecta a la conjuntiva y, fundamentalmente, a la córnea, inflamándolas; regularmente, para aliviar este malestar se recomienda el uso de medicamentos antiinflamatorios y antibióticos. Pero si el problema se origina por la obstrucción de los conductos de flujo de las lágrimas, deberá practicarse sencilla cirugía.
Una de las causas del llamado ojo seco es la edad, pues naturalmente la producción de lágrimas disminuye y es menor a los 65 años, por ejemplo, que a los 18. También hay que considerar factores que se relacionan directamente con el ambiente, como clima seco, con mucho viento o soleado. Asimismo, son causa de evaporación de lágrimas los compuestos de la contaminación ambiental, los lugares cerrados, calefacción, aire acondicionado y secadores de cabello. Permanecer frente a una computadora también los puede afectar, debido a que el ojo permanece sin parpadear más tiempo del normal.
Los síntomas de ojo seco incluyen sensación de arenilla y/o cuerpos extraños, ardor, comezón, sensibilidad a la luz, visión de halos de colores, ojos llorosos y picazón leve.
Es importante saber que la ingestión de algunos medicamentos puede producir que disminuyan las lágrimas, entre ellos los descongestivos y antihistamínicos, tranquilizantes, antidepresivos, píldoras para dormir (las prescritas por psiquiatras y que tienen efectos sedantes y antidepresivos), diuréticos y anticonceptivos orales, por lo que es recomendable no abusar de ellos.
De manera que, ahora que lo sabes, valora tus lágrimas y cuídalas como si fueran de oro.
FUENTE: saludymedicinas.com.mx